martes, 24 de marzo de 2015

Trastornos de Personalidad

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD  
Patrones de comportamiento inadaptados, generalizados, persistentes y muy arraigados. La alteración se localiza en el rasgo de la personalidad, más que su estado. Los rasgos inadaptados pueden ser:  
  •  comportamiento 
  •  emocionales  
  •  cognoscitivos  
  •  perceptivos  
  • psicodinámicos  
La necesidad de conocerlos mejor ha surgido por tres razones fundamentales: 
la constatación de que se trata de trastornos frecuentes en la comunidad, y se detectan en medios socioculturales distintos; el daño o perjuicio que suponen para el individuo que los padece, la familia y la sociedad en general; la evidencia de que son una variable importante para la evolución y el pronóstico de las enfermedades mentales, así como para el resultado del tratamiento. 

Las concepciones de la personalidad se han desarrollado tradicionalmente a partir de tres disciplinas distintas: psicoanálisis, sociología y psicología conductista. A éstas hay que añadir el enfoque biológico. Uno de los puntos más discutidos al comparar los distintos modelos teóricos consiste en saber si deben ser considerados desde un punto de vista dimensional o bien categorial. Este problema se plantea debido a que muchos rasgos descritos se encuentran, en mayor o menor grado, en la mayoría de los individuos. Según el enfoque dimensional, que cuenta con más pruebas experimentales a su favor, los trastornos de la personalidad constituyen variantes cuantitativas extremas y desadaptativas dentro del amplio espectro de la personalidad normal. El enfoque categorial considera que son entidades psicopatológicas cualitativamente distintas, síndromes que pueden estar presentes o ausentes. Tal vez lo adecuado sea utilizar un enfoque u otro en función de los distintos trastornos. 
La mayoría de definiciones coinciden en destacar tres puntos fundamentales:  
  1. se inician precozmente, en la infancia, adolescencia o, como máximo, al principio de la edad adulta;  
  1.  persisten a lo largo del tiempo y los distintos ámbitos personales y sociales van siendo invadidos por  patrones anormales de conducta, y 
  1.  generan un importante malestar al individuo y/o problemas de rendimiento laboral o social.  

Asimismo es preciso distinguir si realmente se trata de un trastorno estable y duradero o si, por el contrario, es consecuencia de otros factores, como enfermedad mental, abuso de sustancias, enfermedad orgánica o simplemente la reacción a un acontecimiento estresante. También es necesario considerar las circunstancias ambientales que envuelven al individuo. Más frecuentes entre las poblaciones urbanas y los grupos socioeconómicos más bajos. Asimismo se aprecia un ligero descenso en los grupos de edades más avanzadas. Los trastornos de la personalidad no muestran diferencias respecto al sexo; algunos trastornos específicos parecen ser más frecuentes en los hombres que en las mujeres, o al contrario. Los abordajes de tipo psicoanalítico son preferibles en pacientes ansiosos y/o inhibidos, mientras que las terapias cognitivo-conductuales se muestran más eficaces cuando se trata de fijar unos objetivos o de modificar hábitos desadaptativos o socialmente peligrosos. 
SIGNOS Y SINTOMAS 
1. Antecedentes de dificultades de larga duración en diversas esferas de la vida. 
2. Egosintónico 
3. Rigidez. 
4. Ansiedad, como protección subyacente.  
5. Falta de empatía con los demás.  
6. Fijación en la etapa del desarrollo: inmadurez.  
7. Dificultades en las relaciones interpersonales: amor y trabajo. 

CLASIFICACION  
1- Sujetos extraños o extravagantes:  
● Esquizoides  
● Esquizotípicos  
● Paranoides  

2- Sujetos inmaduros:  
● Histriónicos  
● Narcisistas  
● Antisociales  
● Límite  

3- Sujetos temerosos:  
● Evitadores  
● Dependientes 
 ● Compulsivos  

TRASTORNO ESQUIZOIDE  

Falta de interés e incluso la indiferencia por las relaciones sociales. Dificultad para expresar sentimientos de cualquier tipo. Ensimismados, ausentes. A primera vista pueden parecer personas simplemente tímidas o introvertidas, aunque suelen tener reacciones emocionales intensas y, a veces, consiguen una adaptación social aceptable. Todo parece indicar que las personas con trastorno esquizoide no manifiestan sus emociones por el mero hecho de que no las tienen. Su mundo interior diríase que está vacío. Como máximo, en situaciones en las que se encuentran especialmente cómodos y relajados, pueden verbalizar estados de malestar en relación con sus dificultades para las relaciones sociales. En su interior se sienten en desacuerdo con su autoimagen. Tienden a ocuparse en actividades solitarias que no requieran interacción alguna y, en ciertos casos, son capaces de obtener buenos resultados, aunque suelen pecar de fantasiosos. En las tareas de tipo mecánico o abstracto es, al parecer, donde mejor se desenvuelven. Las personas con un trastorno esquizoide de la personalidad pueden padecer fobias y vivencias autorreferenciales y, en casos de estrés intenso, presentar episodios psicóticos breves, de minutos u horas, frecuente el consumo de tóxicos. 
  

TRASTORNO ESQUIZOTIPICO
 Es el más grave y más raro de todo el mundo. La persona que lo presenta puede quejarse de tener pocos amigos, lo cierto es que parece no desearlos. Su lenguaje es peculiar; responde vagamente o con metáforas y, en conjunto, se expresa de forma muy rebuscada y estereotipada, sin llegar al descarrilamiento o incoherencia típicos del psicótico. Incapaz de disfrutar de aquellas cosas o situaciones que son consideradas placenteras por la mayoría. El contacto con los demás es frío y más bien receloso. Con frecuencia le asaltan ideas autorreferenciales que le provocan grados de ansiedad elevados. Proclives a interesarse por el mundo de lo paranormal y, a menudo, están convencidos de poseer poderes especiales o de que son capaces, de alguna extraña forma, de controlar los actos de los demás. Pueden sufrir episodios de despersonalización o desrealización. En situaciones de estrés pueden presentar episodios psicóticos breves, pero en algunos casos, el cuadro reviste tal gravedad que cumple criterios para el diagnóstico de trastorno psicótico. 

TRASTORNO PARANOIDE 
Desconfianza hacia los demás, la sospecha constante de que pretenden perjudicarles. Necesitan de forma exagerada sentirse autosuficientes y se conceden a sí mismos gran importancia. El sentido de realidad está distorsionado, de forma que cualquier detalle del ambiente, por nimio que sea, puede ser interpretado como amenazante o como la prueba que confirma sus sospechas. Son dados a ver conspiraciones y por ello permanecen en constante estado de alerta con el fin de controlar y detectar la más mínima señal de peligro. Cuando creen hallarla, reaccionan de forma rápida e incluso pueden contraatacar con violencia. Suelen ser rectos, se aferran a las normas y carecen de sentido del humor y de flexibilidad, mostrándose intransigentes, cuando no hostiles, ante todas aquellas personas cuyas actitudes no encajan con las suyas. Sentido combativo y tenaz, en ocasiones se dejan llevar por el fanatismo. La tendencia a considerarse muy importantes genera una actitud autorreferencial que les induce a sentirse ofendidos ante el más pequeño desaire; no olvidan, se suelen mostrar resentidos y rencorosos y jamás perdonan.  En situaciones muy estresantes, estas personas pueden padecer episodios psicóticos de breve duración. Con cierta frecuencia presentan abuso o dependencia de tóxicos y pueden desarrollar otros trastornos (depresivo, agorafóbico u obsesivo-compulsivo). 
TRASTORNO HISTRIONICO  
Buscan constantemente ser admirados por los demás y adoptan conductas inapropiadamente seductoras o provocativas, mostrando además una preocupación exagerada por su atractivo físico. En la biografía existen traumas de naturaleza sexual; al ser extravertidas y al estar insaciablemente necesitadas de afecto, son cálidas y seductoras, establecen con facilidad relaciones poco elaboradas y dan señales equívocas, que dan pie a malos entendimientos. Facilidad para hacer amistades, pero son poco elaboradas y pasa rápidamente de lo que él cree gran intimidad al olvido o desprecio más absoluto. Los cambios en las relaciones interpersonales no le afectan tan profundamente como a los que padecen un trastorno límite de la personalidad. Egocéntricas y muy subjetivas en sus juicios, manifiestan cambios bruscos de humor y dan muestras de ser suspicaces e hipersensibles. Carecen de estabilidad emocional. 
TRASTORNO NARCICISTA 
El convencimiento de que son especiales y superiores lleva a estas personas a esperar un trato deferente por parte de los demás. Presumidos y fatuos. Autoestima frágil, hipersensibilidad a las críticas. En realidad no las toleran y, ante la mínima señal de desaprobación o de falta de admiración, se muestran irritables, reaccionan de forma agresiva, a veces contraatacando, o se sumen en estados pseudodepresivos; en algunos casos se aíslan socialmente o adoptan un apariencia de humildad, bajo la cual ocultan su arrogancia. Viven preocupados por sus fantasías de grandiosidad a todos los niveles: belleza, prestigio, amor. Suelen descalificar y envidiar a los que triunfan, pero están convencidos de que son ellos los envidiados. Les cuesta aceptar las normas de la realidad y, aunque profesionalmente pueden obtener éxitos importantes, el terror a ser juzgados suele perjudicar su rendimiento; por lo general huyen de las situaciones de competitividad. Incapacidad de sintonizar con los sentimientos o deseos del prójimo. Infravaloran a las otras personas y sólo se tratan con aquellas que consideran relevantes Relaciones amistosas o sentimentales, siempre con alguien que les refuerce su autoestima. Son ingratos y raramente dan muestras de generosidad. Fríos y tienden a explotar y culpabilizar a los otros, especialmente a la familia, si no consiguen los éxitos que creen merecer; pueden llegar a comportarse como verdaderos tiranos. Pueden padecer trastornos depresivos o distímicos o, por el contrario, estados hipomaníacos coincidiendo con épocas de grandiosidad. 
TRASRONO ANTISOCIAL  
Necesitan gratificaciones inmediatas y tienen una tolerancia muy baja a la frustración, con tendencia a la agresividad. Incapacidad para sentir culpa o remordimiento por sus actos y propensión a responsabilizar siempre a los demás. Se caracterizan por una gran dificultad para aprender de la experiencia, sobre todo del castigo. Socialmente, son personas carentes de empatía, frías, manipuladoras, desconsideradas y, en ocasiones, crueles. Como paradoja, superficialmente pueden resultar agradables e incluso atractivas. La falta de compromiso y la impulsividad caracterizan todos sus actos; son incapaces de mantener relaciones interpersonales duraderas y es frecuente que hayan tenido muchas parejas sexuales. Vida laboral inestable. Pueden tener problemas graves con la ley. Pueden sentirse tensos, disfóricos o quejarse de aburrimiento. Otras veces desarrollan verdaderos trastornos de ansiedad, depresivos o somatizaciones. 
TRASTORNO LÍMITE  
Presentan alteraciones de la imagen de sí mismos y dudan a menudo de sus objetivos o de sus preferencias sexuales. Los sentimientos de vacío les invaden constantemente. Son muy sensibles a los cambios en sus relaciones interpersonales que, por otra parte, suelen idealizar o despreciar sin motivos aparentes; se implican tan intensamente que las rupturas acostumbran a ser motivo de descompensaciones, a veces graves. Realizan esfuerzos excesivos para evitar el abandono, sea real o imaginado. A menudo amenazan con autolesionarse o con el suicidio y en no pocas ocasiones lo ponen en práctica. En algunos casos llegan a automutilarse y después no recuerdan nada, como si hubiesen pasado por un episodio disociativo. 
TRASTORNO POR EVITACION  
Cualquier situación en la que pueda cuestionarse su imagen les genera una gran ansiedad: no sólo temen ser desaprobados, sino también su propio descontrol ante la mínima señal de ello. Mecanismos utilizados: negación y proyección. Los otros lo ven como un individuo tímido, retraído y callado; en realidad, lo que está intentando es pasar inadvertido por el temor que tiene a no saber qué hacer o qué decir. Gran retraimiento social. Aunque ellos desean afecto y aceptación, tienen gran dificultad para establecer relaciones íntimas, ya que sólo son capaces de acercarse a aquellos de cuya aprobación están completamente seguros. Les angustia encuentros con personas nuevas. Poco soporte social, muy a menudo, se refugian en conductas de dependencia de la familia. Profesionalmente, la falta de seguridad les impide aceptar nuevas responsabilidades o trabajos que impliquen relacionarse con gente nueva, aunque sea en detrimento de una posible promoción laboral. Si se ven obligados a ello, son proclives a poner excusas o incluso pueden presentar quejas somáticas erráticas. 
TRASTORNO POR DEPENDENCIA  
Viven presas de un sentimiento de insuficiencia, jamás valoran sus propios logros y se angustian ante la idea de tener que actuar por su cuenta. Como consecuencia, casi nunca tienen la ocasión de sentirse gratificados. A veces actúan en contra de sus propios deseos y llegan a hacer cosas que les resultan desagradables con tal de que se les siga aceptando y no pierdan el apoyo que necesitan. Nunca piden nada, por razonable que sea, y se muestran extraordinariamente sumisos. La pérdida de una relación importante para ellos les crea una sensación tal de desamparo que puede ser causa de descompensaciones graves, acompañadas a veces de ideación autolítica. En el aspecto laboral son pasivos, no muestran iniciativas y llegan a renunciar, a promocionarse con el fin de evitar envidias o simplemente ser mal vistos. Presentan a menudo trastornos depresivos, de ansiedad y de adaptación. 
TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO  
Su exigencia y extremado perfeccionismo les impiden tener una visión global de las cosas. Antes de iniciar una tarea, pueden quedarse atascados intentando decidir cuál sería la mejor forma de hacerla. Son personas preocupadas por la eficacia, que no toleran el ocio; esto les lleva a renunciar a actividades placenteras o relaciones personales. Rendimientos bajos, ya sea por su desorganización y lentitud o por su tendencia a dejar para el último momento las cosas importantes. Esclavos de la limpieza y les horroriza desprenderse de las cosas. Aunque se muestran pedantes, rígidos e intransigentes, son inseguros y temerosos y pronto se ponen a la defensiva. Les caracteriza la rectitud y los escrúpulos de conciencia y son muy dados a moralizar. Emociones afectuosas raras en ellos y se sienten molestos si otros las manifiestan. Los límites entre el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad y el trastorno obsesivo-compulsivo no siempre son fáciles de establecer. La mayoría de los estudios clínicos encuentran que el primero precede al inicio del segundo. 

OTROS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD 
Depresivo: la tristeza.Infelices y desgraciadas y cogniciones negativas. Son serias, viven sin alegría y carecen de sentido del humor. Apesadumbradas, perennemente preocupadas, pesimistas, siempre anticipan lo peor y con facilidad son presas del desaliento. Baja autoestima y posturas críticas y negativas con los demás. Se da más en las familias de pacientes con trastorno depresivo y se discute si podría constituir una predisposición a padecer este último. 
Trastorno pasivo-agresivo  Suele ponerse más de manifiesto en el ámbito laboral; son personas que no toleran la autoridad y constantemente ponen objeciones a todo lo que se les pide. No tienen conciencia de que su conducta es la causa de sus conflictos, se sienten incomprendidos y se vengan con agresiones encubiertas, obstaculizando el trabajo del prójimo. Viven contrariados y malhumorados, son envidiosos y rencorosos y se irritan y discuten. Pueden presentar trastornos distímicos y depresivos, así como un consumo excesivo de alcohol. 
Trastorno de la personalidad sádica Relaciones dominadas por comportamientos crueles o degradantes. Comportamientos desconsiderados y agresivos para con el prójimo; que van unidos a una curiosa fascinación por la violencia y a la tendencia a torturar organismos vivos, sin sensaciones egodistónicas ni conciencia de alteración psíquica. Clínicamente rara. Frecuente en contextos forenses. Causada a menudo por maltrato parental.
Trastorno de la personalidad autofrustrante Orientan sus vidas hacia desenlaces desfavorables. Rechazan la ayuda o a las circunstancias propicias. Responden con disforia a los desenlaces favorables. Conducta generadora de continuas desgracias, que son vividas con incomprensible resignación. 


 BIBLIOGRAFIA 
https://animasalud.files.wordpress.com/2010/01/personalidad.pdf 
Elaborado por:                                                                                                                               Docente: Gerarmar Jimenez                                                                                                                 Candelo Sonia
Laura Alvarado

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